El encanto del murciélago

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Es hasta cierto punto contradictorio que buena parte de los héroes deban ocultar su identidad bajo la apariencia de un periodista inofensivo (Clark Kent) u otro periodista inofensivo (Peter Parker). De alguna manera ellos son como el héroe que todos (queremos pero no) llevamos dentro.

Contradictorio por el heroísmo que implica aceptarse como es y asumir el reto de salir a la calle.

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En este punto está Batman, quien a diferencia de los dos anteriores, no se disfraza de periodista o de persona normal, sino de héroe. No es Batman quien se disfrace de Bruno Diaz. Es Bruno quien se disfraza de Batman.

Este dato (aparentemente irrelevante) explica que Batman no tenga «super» poderes puesto que es una persona de carne y hueso. Sin embargo (y aquí está lo entretenido) tiene tres argumentos como móviles:

  1. La tecnología
  2. Un amigo
  3. Su deseo de venganza

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Esto (sobre todo lo tercero) lo convierte en un personaje oscuro y tal vez siniestro. Actúa de noche, viste de negro y su enemigo directo es un tipo disfrazado de payaso porque era el único disfraz que le disimulaba la horrible herida que tiene en las comisuras de la boca.

Creo que esta es la esencia de Batman: un hombre común y silvestre; oscuro, sórdido, dispuesto a cumplir su venganza… aunque ello implique ponerse los calzoncillos sobre las pantimedias y ser confundido con superhéroe.

Quizá por esto sea el más humano de los superhombres…

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